¿Alguna vez te has preguntado desde cuándo se han estandarizado los utensilios de higiene dental que actualmente utilizamos?
La pasta, el hilo y el cepillo de dientes son (o deberían ser) unos de los imprescindibles en nuestro cuarto de baño. Pero no siempre ha sido así, y aunque durante la historia de la humanidad hemos contado con distintas herramientas y productos para nuestra higiene dental, no fue hasta entrado el siglo XX que aparecieron la pasta, el hilo dental y el cepillo tal y como los conocemos.
Todo empezó con los dentífricos
El primer producto que se conoce en la historia proviene, como muchos otros productos, del Antiguo Egipto. Los textos que se conservan dicen que era muy abrasivo y estaba formado por elementos que ayudaban a la limpieza, como la piedra pómez pulverizada, cáscara de huevo, uñas de buey, sal y pimienta y también otros elementos medicinales como la mirra, hojas de menta y flores.
En la cultura grecorromana era muy habitual utilizar productos naturales muy diversos para la limpieza de los dientes. Incluso se llegó a popularizar el enjuague con orina para el blanqueamiento de dientes. Según los historiadores de National Geographic, se considera que fue el médico del emperador romano Claudio, Escribonio Largo, quién creó la primera “fórmula magistral de pasta dental” en el siglo I d.C. Se componía de: vinagre, sal, miel y cristal molido.
Muchas otras culturas antiguas utilizaron productos para la higiene dental. Se sabe que los mayas utilizaban cataplasmas de raíces e incluso de iguana quemada para combatir las caries y los árabes de la Edad Media arena fina y mezclas de plantas como la rosa, la albahaca y el membrillo.
Cuál fue el precursor del cepillo
No fue hasta 1498 que un emperador chino creó el primer cepillo de dientes colocando pelo de cerdo salvaje en un mango de hueso. Los chinos desarrollaron el utensilio, utilizando pelo de cerco, jabalí y caballo y los primeros comerciantes llevaron el invento a una Europa que hasta entonces sólo había usado palillos interdentales.
Cepillo, seda y pasta modernos, la combinación definitiva
La pasta de dientes moderna se inventó en el siglo XVIII, cuando se le agregó jabón a la mezcla y se empezó a comercializar en frascos de cristal. A mediados del siglo XIX, el cirujano Washington Sheffield, inventó la primera pasta de dientes tal y como la conocemos hoy, bautizándola como “Crema dentífrica”.
Fue su hijo, Lucius Sheffield, quien, inspirado por los pintores de su época, decidió comercializar la pasta de dientes dentro de tubos flexibles, facilitando su transporte y utilización.
Con la llegada del nylon en el siglo XX, los cepillos de dientes, que hasta el momento se fabricaban con crin de caballo dieron el salto definitivo al uso en masa. El nylon era mucho más efectivo contra la proliferación de bacterias y a la vez mucho más resistente y flexible.
Por las mismas razones, la “seda dental”, fabricada con hilos de seda y utilizada desde principios del siglo XIX, fue también sustituida por hilo de nylon, al que posteriormente se le añadió cera.
Fue también durante el siglo XX, cuando se le añadió flúor a la pasta de dientes. El flúor evita la formación de placa dental, la principal causante de caries y enfermedades de las encías.
Las opciones del siglo XXI
En la actualidad, y a pesar de que existen multitud de empresas comercializadoras de productos de higiene dental y las opciones para el consumidor son muy amplias, los elementos de la pasta de dientes son prácticamente universales: polvo de tiza, fluor, jabón, gelatinas, esencias y desinfectantes.
Eso sí, es muy importante que en nuestras revisiones consultemos con nuestro dentista o higienista para que nos recomiende el tipo de producto que mejor se adapte a nuestra boca. Si tenemos mayor sensibilidad dental, si debemos tener cuidado específico de nuestras encías, si nos hemos realizado algún blanqueamiento, etc.
En cuanto a los cepillos, podemos elegir entre manuales o eléctricos, con mango de plástico o bambú, pero lo fundamental, como siempre recordamos, es mantenerlo limpio y Si quieres saber cómo elegir un buen cepillo de dientes, consulta en nuestro post
Respecto al hilo dental, también existen posibilidades que se adaptan a diferentes pacientes, por ejemplo si tienen retenedores fijos o no. Aunque lo principal es que entren en nuestra rutina de higiene dental diaria para eliminar la acumulación de restos entre los dientes y las encías.