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Estamos en pleno agosto, época del año en la que más nos apetece un refresco, con muchos hielos y… ¿mucho azúcar? Es cierto que es una opción para soportar el calor, pero no hay que olvidar que ese alto contenido en azúcar es un peligro para nuestra salud bucodental.
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El azúcar en exceso, uno de los mayores enemigos de la salud bucodental, es también la mayor causa de la caries, que afecta a la gran mayoría de la población. Tal y como hemos comentado, el nivel de azúcar de estas bebidas es, en la mayor parte de los casos, muy alta. No solo hablamos de los refrescos gaseosos de cola, naranja o limón. También entran en este grupo los zumos de frutas y batidos que bebemos tan a gusto cualquier tarde de sol. Si los consumimos habitualmente, el riesgo de la aparición de caries aumenta exponencialmente.
Por lo tanto, nuestro primer consejo será evitar en la medida de lo posible este tipo de bebidas. La comunidad científica ya advirtió sobre los efectos de este tipo de productos y además, pidió que se marcaran con alertas sanitarias. En muchas ocasiones, lo que ocurre es que los bebemos sin la menor idea de la cantidad de azúcar que estamos ingiriendo. En el caso de consumir refrescos, zumos, batidos… azucarados, será conveniente cepillarnos los dientes después, pasado un rato, o como hemos dicho en otras ocasiones, tomar un chicle sin azúcar o beber un vaso de agua. Así, se eliminarán al menos en parte las bacterias que, en caso de permanecer en nuestra boca, provocarán las caries.
Es cierto que en verano y con la Semana Grande a la vuelta de la esquina es difícil controlar nuestra dieta y la cantidad de azúcar que consumimos aumenta. No solo refrescos, sino helados, comidas y cenas fuera, aperitivos… todo eso afecta a nuestra salud bucodental. Todavía nos quedan dos semanas para la vuelta al cole, cuando nos pondremos más estrictos. Hasta entonces, en la medida de lo posible, habrá que controlar esos azúcares 🙂
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