Placa bacteriana y cálculo dental, ¿son lo mismo?

Los profesionales que se encargan de nuestra salud bucodental manejan a diario tecnicismos que para los pacientes resultan extraños. No obstante, existen algunos términos que incluso los pacientes manejamos. Algunas de esas palabras que nos resultan comunes son placa bacteriana y cálculo dental (vulgarmente conocido como “sarro”), pero puede que en ocasiones se usen sin tener un conocimiento pleno de qué significa cada una de ellas.

Placa bacteriana

La placa bacteriana es una película pegajosa y transparente que se forma constantemente en los dientes, en la línea de las encías. Decimos constantemente porque la placa empieza a desarrollarse inmediatamente en el momento que comemos. En ese instante, las partículas de la comida, los azúcares y la saliva se mezclan y forman este compuesto lleno de bacterias. Es la causa principal de las caries y si no se elimina, puede originar otro tipo de problemas en la salud bucodental. De ahí la importancia de limpiarse los dientes y usar el hilo dental (o los cepillos interdentales) después de cada comida.

Cálculo dental

Explicado de forma muy simple, el cálculo dental es placa bacteriana calcificada adherida al esmalte de los dientes y por debajo de la línea de las encías que ya no se puede retirar con cepillado dental corriente. Dicho de otro modo, es la placa antigua no removida que debe eliminarse en la consulta de un dentista y que poco tiene que ver con la “calidad de la saliva”. El cálculo, a diferencia de la placa, tiene un color amarillento que lo hace más visible. Con el paso del tiempo, se endurece cada vez más y más, aumentando el número de bacterias y el riesgo de perjuicio a nuestra boca.

Consecuencias y prevención

Diferencia entre placa y cálculo

Como ya hemos dicho, la placa puede provocar caries. Además, si la placa y el cálculo no se eliminan de forma correcta, pueden llegar a irritar las encías y dar origen a una gingivitis, es decir, encías inflamadas, sangrantes y enrojecidas. Si tampoco tomamos medidas cuando esto ocurre, la gingivitis puede derivar en periodontitis (enfermedad en los tejidos de soporte del diente), llegando incluso en los casos más avanzados a la pérdida de piezas dentales.

Así pues, si no queremos encontrarnos con serios problemas de salud bucodental, podemos y debemos tomar algunas medidas de prevención muy sencillas:

  • Limpiarse los dientes después de cada comida durante al menos dos minutos.
  • Usar hilo dental, al menos a la noche, para eliminar los restos que se quedan en las zonas a las que el cepillo común no llega.
  • Reducir la cantidad de azúcares.
  • Visitar a tu dentista, como mínimo, una vez al año para que realice una limpieza profesional y en profundidad en nuestra cavidad bucal. Y es que, aunque nos cepillemos mucho y bien, siempre habrá zonas de difícil acceso y que sólo un profesional podrá tratar.